viernes, 6 de octubre de 2017

No estaba muerta, estaba mintiendo en Instagram

Empezó hace un año y pico. Leí en Miastral, fuck that website, que uno tiene que proyectar lo que quiere ser para que las cosas lleguen. Entonces empecé a mentir. 

Estaba, y creo que sigo estando, frustrada y cansada por sentir que todo el trabajo ha sido en vano. Pero como un borrego, empecé a decir en Instagram que todo estaba bien. Escogiendo fotos y videos estúpidos que no siempre son un reflejo 100% real de cómo me siento o cómo percibo que me está yendo. Empecé a montar puras fotos y videos cuidadosamente ideados para hacerle creer a la gente que la estoy "partiendo". Inserte risas enlatadas aquí. Risas enlatadas es lo único que me merezco, honestamente. 

Llegué a Venezuela hace un mes y después de los saludos clichés, el consenso era: "Chama, estoy demasiado orgullos@ de ti, qué bolas cómo la estás partiendo en Colombia, vale. Sigue así." WTF? 

Lo que sea que haya hecho, funcionó. Mis compatriotas, mis amigos, mis conocidos y hasta la gente que me odia cree que de verdad estoy que si triunfando en esta ciudad. Pero vengo aquí a decir la verdad: no la estoy partiendo. Tooooodo lo que han visto fue diseñado para que la gente creyera que me va mejor de lo que me va, porque nadie quiere ver un Instagram Live de cómo hago para rendir el pollo y la emoción que siento cuando una vez cada dos meses me da para hacer un buen mercado. Nadie quiere ver un selfie de una gente que llora porque no sabe cómo va  a pagar alquiler este mes, aunque siempre lo logre al final. Yo sé que me podría ir peor, pero que te vaya mal no es chévere tampoco. Eso es otra vaina hippie que detesto: "agradece lo que sí tienes." ¿No les parece que entonces uno no tiene derecho a querer más? O sea, son excluyentes o es que no estoy entendiendo la idea general? 

Fui muy cuidadosa escogiendo a quién decirle la verdad en Venezuela, para nada. Porque igualito vine a decirlo aquí. No la estoy partiendo. Tengo mucho menos trabajo de lo que quisiera, gano mucho menos de un sueldo mínimo al mes y ya se me acabaron los ahorros. Bogotá es carísisisisisisisima. Estoy sobreviviendo como una campeona, pero no soy feliz ni me siento tranquila. No es que no tengo para lujos es que a veces no tengo para lo básico. Evidentemente estoy cero acostumbrada a los lujos, pero hay una gran vaina llamada la Pirámide de Maslow y niveles de la pirámide que aparentemente no se pueden saltar. Surprise, motherfuckers! Tuve que irme de Venezuela para entenderlo. Mi profesora de psicología en cuarto año tenía razón. Who would have guessed? 

Nadie quiere ver una foto en IG de una jeva refugiada en los pocos libros que tiene. Libros que ha releído tantas veces que está a punto de aprendérselos de memoria. Nadie quiere ver stories donde la protagonista cuenta las moneditas para recargar la tarjeta TuLlave. ¿Cuál es el gran atractivo de un Instagram Live donde la que transmite engorda y engorda porque compra pura comida que rinde? 

Eso sí, las pequeñas victorias suman y emocionan. Cuando uno es tan infeliz hay cosas chiquiticas que pueden hacerte sentir invencible. Hace como tres meses pude comprar pescado y me sentía como la Loba de Wall St. Cuando me hago las manos y los pies, que son 10 dólares solamente pero para mí eso es un ojo de la cara, me siento como Jackeline Onassis entrando a su spa. Cuando puedo comer en restaurantes, alias puedo y tengo que pagar un corrientazo (como un almuerzo ejecutivo) porque no me da tiempo de regresar a la casa o algo, me siento como si estuviera comiendo en donde un chef con 30983738 estrellas Michelin. Comer una comida que no tuviste que cocinar tú es muy chévere. No tener que lavar los platos es como "najada, soy el sultán de Brunei, making it raaaaain, bitcheeees!"

Son pequeñas las victorias, pero son las que tengo y he descubierto que celebrarlas me ayuda a mantener la paz. Me da mucha calma y un poquito de impulso. Insisto, al final siempre resuelvo pero el Antes de Resolver is taking a toll on me. Estoy fea, gorda y triste. Ergo, mi cara se ve fea gorda y triste y las actrices feas gordas y tristes no quedan en los papeles. Las comediantes tristes que no saben cómo convertir su tristeza y su dolor en chistes no dan risa. Las comediantes que no dan risa no tienen trabajo. Las comediantes que no tienen trabajo no hacen dinero. Las personas que no tienen dinero no pueden cubrir ciertas necesidades y empieza el espiral de miseria de nuevo. 

Y uno no puede decir eso en redes. No puedes decirlo porque las redes no son para decir la verdad. Son para gente insensible. El otro día monté que estaba triste y me sentía como un fracaso en un story idiota, sin hacer ni drama ni show ni mucha alharaca de ello. Estaba prendida y obviamente melancólica y dije cosas como "coño, niñitos estoy triste porque aquí en este lugar que ven fue mi último gran show. Ese show fue hace demasiado tiempo y me duele eso. Me duele tener nueve meses sin tener un GRAN show. Yo sé que acá todos ustedes son felices y perfectos y todo va bien. Pero yo no, yo no soy perfecta ni soy feliz. Perdón por tener sentimientos." No estaba llorando, no estaba en posición fetal en mi cama. Fue una reflexión de borracha y un reflejo verdadero de cómo me siento y cómo estoy. 

Perdón por tener sentimientos fue como turumpumpsssssst, un chistecito. Mucha gente me escribió "jajajaja, tranquila marica, pa' lante." Pero la otra mitad se puso toda bajaesavaina, québolas, nohagaseso, quitaesoya. ¿A cuál de las dos mitades escucho? Porque mi corazón y mi cerebro creen que no estuvo mal. Que decir la verdad y ser honesta con mis sentimientos, nunca estará mal, que ser genuina nunca estará mal. Pero mi cerebro y mi corazón se han equivocado demasiadas veces. Después de 31 años escuchándolos o ignorándolos una debería ya entender la diferencia, debería saber cuándo hacer cada cosa. 

Yo sé que ustedes no me van a creer, pero yo sé escuchar. De pana, sé escuchar. Al final termino haciendo lo que yo considero correcto, pero escucho las opiniones y los consejos de la gente. Algunas opiniones, algunas personas. No es que va a llegar Diosa Canales a darme career advice y le voy a parar bola, pues. Y en serio esta vez estoy reconfundida. 

Siento que la estoy cagando y me estoy traicionando cuando hago como si todo estuviera bien. Siento que la estoy cagando cuando digo la verdad también. ¿Cierro Instagram? No, no voy a perder todos los chats y todas las fotos en las que sí salgo linda y que sí fueron verdaderas.

Ven, ahorita por ejemplo que acabo de escribir eso Old Me hizo como YQ MARICA? O sea, qué coño importa? Qué coño importa que la gente crea que es un horror admitir que no estás bien, qué coño importa admitir que estás fracasando, qué coño importa decir la verdad, qué coño importa ser emocional, vulnerable, frágil y admitir que hay cosas que duelen, no seas pajúa. 

Quizás me ha empezado a importar porque he entendido que en lo que quiero hacer perception is truly important. I hate that it is, pero hasta que no esté IN I can´t change it. 

Los terms of agreement de las redes son demasiada paja que nadie lee. Mi propuesta es que cuando te bajes un app debería salir esta gran advertencia: 

Welcome to social media, where everything is fake and everyone pretends to be happy. 


4 comentarios:

Gaby dijo...

Si me preguntan a mi, yo me identifico mas con la genre que dice y muestra la verdad. Particularmente me gusta seguirte porque eres full sincera en tus buenas y en tus malas, y me ayuda a sincerarme a mi. Obviamente no quiero ver que no te vaya como quieres, pero de alguna manera quiero celebrar tus triunfos, ver como tu vida es tan real como la mia... Y no creo que sea tipo el "diario de una quejoneta" pero hay tanta gente que estamos en las mismas que creo que es como una catarsis.... Poco te conozco, pero si se algo de ti es que siempre te va mejor cuando eres brutalmente honesta y no te censuras...y a la gente que solo le guste ver vidas perfectas... Pues que sigan una de estas "benditas y afortunadas"

Messerto dijo...

Leer este post me hace entender tanto a Sartre y su frase "el infierno son los otros". En realidad vivimos (y vives) en relación al ojo del otro, el que castiga con su mirada, el que juzga. Si te sirve de consuelo siento lo mismo que tú y por ello te comprendo tanto. No claudiques a la sinceridad y transparencia, es una batalla dura que se labra día a día pero con pequeñas victorias más valiosas que miles de likes que solo idealizan vidas tan mundanas como las nuestras. Si te viera enfrente te besaria largamente, acurrucados, tratando de escapar de un mundo que, aunque entendemos, nos es ajeno.

David Samper dijo...

Andreina! Me rompe el corazón leerte así. Hace unos meses te descubrí en un video que circulaba en Facebook donde hacias una excelente critica sobre la situación de Venezuela. Me encantó, y desde entonces te sigo y he visto todos tus monologos y leido lo que escribes.

Pienso que expresas muy bien, tienes mucho talento, cominicas, y esto no muchos son capaces de conseguirlo.

Vivo en Barcelona y me encantaria poder ver uno de tus monologos en directo. Ojalá pueda algún día!

Sigue escribiendo. Me encantas!

Desde España, David.

Ora dijo...
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