jueves, 16 de abril de 2009

Eeeen Este País, Tu-tu, Eeeen Este País


Faltan dos "tatuajes" en el avión de esta imagen:
1. Pague al subir.
2.- Mis Dos Hijos. Lo que me deseas que te lo manden el doble. (Letras pequeñas)
Hay algo que no puedo evitar. La caminata más larga de todas es la de la silla del avión a la correa del equipaje. Mi mente sabe que es una estupidez, pero mi cuerpo lo traiciona. Empiezo a sudar, me da frío en las manos y me tiembla el pulso. La ansiedad me hace instintivamente buscar un cigarro hasta que me doy cuenta de que --duh-- estoy en un aeropuerto y puedo ir presa por prender ese tubito de nicotina.
Ahí siempre están, las maletas de todos. Van saliendo la del tipo que me pisó horrible en su carrera por salvar la maleta, como si derepente ésta fuera a desarrollar una conciencia y decidir que no, que el neceser debe cambiar de dueño; la de la señora que está más envuelta que una hallaca; las de los tres amigos que se nota se fueron excvlusivamente a rumbear y llevan un ratón digno de causar empatía y lástima hasta en el más duro, éstos no pueden ni cargarla... y mientras tanto yo no tengo mariposas en el estómago. Tengo murciélagos. Porque algo me dice que mi maleta es la única que se robaron, se perdió o terminó en un vuelo de Lufthansa, cuando yo estaba era en Margarita y de ahí sólo salen líneas chimbas nacionales.
¿Por qué me pasa eso?
Lo bueno es que, siempre, siempre, siempre, aparece la maleta.

1 comentario:

Toto dijo...

Siempre, siempre, siempre no.
"Sr. su maleta está en Portland, Oregon."
"De pinga amigo pero RESULTA que yo estoy en Portland, Maine".